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Un relato personal de una experiencia cercana a la muerte

por un Walk-In

 

Estaba en el Hospital Episcopal de Filadelfia. Acababan de decirme que tenía un «bloqueo» en mi médula espinal, de la cuarta a la séptima vértebra cervical a nivel del cuello, el cual era responsable de los síntomas que experimentaba .Mi brazo derecho estaba paralizado, mis piernas tenían movimientos espasmódicos y tenía sensaciones como choques eléctricos que corrían a lo largo de mi cuerpo cuando movía la cabeza.

 

Me habían dicho que tendría que sufrir inmediatamente una operación, y que si sobrevivía a la operación, podría quedar tetrapléjico .Cuando pregunté si había tiempo para pedir una segunda opinión, me dijeron que si tosía o estornudaba en ese momento, podía morir. Naturalmente , acepté ser operado en breves horas.

 

En ese momento me di cuenta que, según lo que los doctores habían dicho, podía estar muerto en pocas horas. Pasé por las etapas que muchas personas atraviesan cuando saben que están a punto de morir. Primero, tenía la sensación de que formaba parte de una película y que esas cosas no me estaban pasando realmente .Me encontraba a mi mismo negociando con lo que estaba pasando, regateando con los hechos , para cambiar el desenlace. Lentamente, la convicción de que todo ello era real y de que me estaba sucediendo, se fue acercando más y más, hasta que finalmente tuve que aceptar que muy pronto podía estar muerto.

 

Cuando acepté lo inaceptable, mi cuerpo tembló violentamente mientras me atravesaba una gran cantidad de energía. Me abrí a ella más y más y después de uno o dos larguísimos minutos, se terminó. Sentí una calma interior que nunca antes había experimentado .Todos mis sentidos se habían agudizado. Mi visión más clara. Los colores eran más brillantes . El oído más fino. Las sensaciones eran más vivas.

 

Entendí que había liberado un filtro perceptual que había existido entre yo y la experiencia de la vida , e irónicamente, ello había sido el miedo a la muerte. Ahora que había dejado este miedo, experimentaba más profundamente la vida, el estar vivo, aunque sólo fuera por un momento.

 

Pensaba en la vida que había vivido y en las cosas que habría podido hacer pero que nunca hice y me encontraba diciéndome: «Desearía haberlo hecho». Había muchos «Desearía haberlo hecho».Pensaba en mi mismo, en que de hecho era una triste manera de acabar una vida , y que si pudiera hacerlo de nuevo, habría mucho de «Estoy contento de haberlo hecho».

 

Tenía que decidir lo que quería hacer con el breve tiempo que quedaba. Si pasaba el resto del tiempo inquietándome o sintiéndome mal por aquello que de hecho era inevitable, habría perdido simplemente el resto de mi vida, malgastándola, y ella era demasiado preciosa para esto.

 

Decidí pasar el tiempo que me quedaba sintiéndome bien, y pensando simplemente en cosas que me ayudaban a sentirme bien – el color de la pintura en las paredes, el perfume de las flores en la habitación, algo positivo. Sabía que siempre podía encontrar algo.

 

Finalmente llegó el momento . Fui conducido a la sala de operaciones y mientras me anestesiaban , pensé que aquello podía convertirse en mi última experiencia . No tenía ni idea de lo que podía venir después. Había sido agnóstico, sin creencia alguna, no creyendo en nada que no hubiese experimentado. Quizá la siguiente etapa después de la muerte era simplemente el olvido.

 

Me dejé ir.

 

Empecé a experimentar un vértigo, a modo de peonza , no era agradable ; entonces me estabilicé en su centro hasta que me calmé y todo lo demás giraba a mi entorno. Iba atravesando escenas que me rodeaban, eran memorias de la vida que había vivido, memorias que llamaban mi atención. Si les prestaba atención, entonces me sentía «atraído», pues atravesaba esas memorias que giraban a mi entorno, como si fuera atraído a través de un túnel, o cayendo en un pozo, pero descubriéndolo sólo a mitad de la caída . Intentar alcanzar las paredes del túnel no funcionaba. Mi única esperanza sería alcanzar el agua del fondo.

 

Tenía que apartar mi atención de esas escenas, luego, de esas memorias, y centrar mi atención en el sitio adonde estaba siendo atraído, visualizándolo .De todos modos , me dirigía hacia allí, pero el hecho de visualizarlo me daba más la sensación de estar en el asiento del conductor, lo cual era mucho más agradable para mí. Era como montar en las montañas rusas en el primer vagón , pretendiendo ser tú quién conduce. Eso proporciona un viaje totalmente distinto, te aseguro , al que tienes cuando no controlas nada en absoluto.

 

El viaje era largo, pero no tenía más remedio que ir. Finalmente quedó a la vista el final del túnel. Salí a una especie de espacio, a una tranquilidad, donde había una explosión de energía dirigiéndose hacia mí. Era como una llama de vida, una energía brillante con inteligencia, no era de forma humana, era simplemente pura conciencia. Parecía que a cierta distancia, había otra llama que se limitaba a observar la escena.

 

El Ser empezó a alejarse. Empezaba a seguirle y enseguida hice una pausa. El Ser me preguntó rápidamente cual había sido el pensamiento que acababa de entrar en mi conciencia. Había pensado que sería una lástima para mis hijas el haber crecido sin padre en su vida. Yo había pasado una gran parte de mi vida sin el mío y hubiera preferido que mis hijas no hubiesen tenido esa experiencia. No obstante , estaba dispuesto a partir.

 

El Ser decía que, dado que mi razón para querer volver era alguien que no era yo mismo, sería autorizado a regresar. Antes de que tuviera ocasión de decir que realmente no quería volver, hubo un movimiento rápido, confuso, algo sucedió, la otra llama que había estado observando tenía algo que ver con aquello y enseguida me desperté en ese cuerpo, con un dolor traumático, con un teatro intenso alrededor de mí en el hospital.

 

Me sentía como si acabara de entrar en una película que ya había existido, pero yo no había sido ese que estaba en el cuerpo antes de ese momento. Por causa del trauma y del teatro, dirigía mi atención hacia cosas acerca del mundo físico y la memoria de lo que había sucedido antes se había borrado en alguna parte. Sucedían otras cosas que pedían mi atención y además yo no tenía el sistema de creencia que me habría autorizado a aceptar lo que acababa de sucederme.

 

Durante el siguiente año, empecé a explorar ideas y filosofías ,de las cuales no había tenido experiencia antes. Leí libros como «La Vida después de la Vida» y «La Vida después de la Muerte» y otros escritos que describían lo que la gente llamaban «Near Death Experiences-Experiencias después de la Muerte» ; empecé a recordar lo que había pasado. Vi similitudes con lo que otros habían experimentado y supe enseguida que aquello me había sucedido. Pensaba también en las similitudes de lo que consideramos como el proceso «normal» del nacimiento, donde los bebés nacen entre luces brillantes y fuertes sonidos, dándoles una bofetada y ,puede, que su atención sea dirigida de tal modo hacia cosas externas que olviden sus experiencias internas antes del proceso del nacimiento.

 

De vez en cuando, encuentro a otros que han hecho el mismo viaje y comparamos nuestras anotaciones. «¿A que se parecía para ti?» Una mujer decía que antes , estaba segura de que un Ser estaría del otro lado con un gran libro, viendo lo que ella había hecho o no, poniendo marcas y cruces, puntos buenos y malos. Cuando llegó al otro lado, había realmente un Ser con un gran libro, tal como ella había pensado que habría.

 

Los únicos puntos malos que obtuvo, eran por cosas que no había hecho .Su único pecado consistía en haberse sacrificado.

 

Mi diagnóstico al salir del Hospital era «Tumor en la médula espinal».No había tratamiento posible. Me habían dado uno o dos meses de vida y decidí de hacerlo viviendo mi nueva filosofía «Estoy contento de haberlo hecho». Decidí trabajar en mi mismo, trabajando en mi conciencia para liberar el tumor. Mas tarde los doctores decidieron que debían de haber cometido un error de diagnóstico.

 

Pero eso es otra historia.

 

© Copyright – Martin Brofman

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